Fuente: ABC.es

Los efectos positivos en el medio ambiente que tiene la práctica de la siembra directa en cultivos de secano pueden empezar a comprobarse en un periodo de cuatro años, según ha determinado un proyecto de investigación realizado en el seno de la Universidad Católica de Ávila (UCAV).

‘Efectos de la siembra directa sobre diferentes parámetros edáficos en la provincia de Ávila’ es el título de este proyecto que ha premiado la Asociación de Amigos de la UCAV y cuyas conclusiones pueden aplicarse a todos los cultivos de secano.

La siembra directa, según ha explicado el director del proyecto y profesor de la UCAV Pedro Díaz Fernández, consiste en cultivar sobre los restos de la cosecha anterior, una práctica que ayuda a controlar las malas hierbas y a aumentar parámetros hídricos y orgánicos en la tierra.

Esto, a la larga, tiene un efecto positivo en la compensación de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y, por lo tanto, para el cambio climático, ha indicado.

La investigación se ha realizado en parcelas donde se siembran cultivos de secano en ocho términos de la comarca de La Moraña, en el norte de la provincia, comparando los efectos de esta práctica con otras superficies donde no se aplica.

Según Pedro Díaz, que ha trabajado con otros dos profesores en la investigación, la siembra directa permite aumentar la superficie al agricultor, al tener que dedicar menos tiempo para el laboreo, además de provocar cambios en la propia estructura del suelo, con una menor pérdida de limos, frente a la erosión de la siembra tradicional.

También se ha detectado un incremento de los elementos de fertilidad, como el fósforo y el nitrógeno, y la investigación ha permitido avanzar algunas ventajas de la siembra directa sobre los recursos hídricos, ya que ayuda a recoger y transformar en agua la humedad de nieblas y escarchas, lo que posibilitaría la recarga de acuíferos, fundamentales en esta zona.

Los primeros efectos “positivos” de esta práctica pueden empezar a detectarse a los cuatro años, aunque, a largo plazo, la siembra directa arroja beneficios “a partir de los 15 ó 20 años”, ha indicado Pedro Díaz, quien ha abogado por ir transformando la forma de trabajar de los agricultores.

Según el profesor de la UCAV, la siembra directa es una práctica que ya se da en “el 90 por ciento” de los cultivos de países como Brasil o Argentina, con grandes extensiones de terreno cultivable, mientras que, en Europa, Francia, Bélgica y Alemania se encuentran a la cabeza.

España va “un poco por detrás”, pero la siembra directa ya está implantándose en las cuencas del Guadalquivir y el Ebro y, en las provincias de Palencia, Valladolid y Burgos, en el caso de la cuenca del Duero.

Avac

Avac